Don Jacinto
Fue a la ciudad, llevaba en su hombro una alforja. - una
bolsa de yute que utilizan los campesinos ecuatorianos para llevar cosas.-. Recorrió
el mercado, llegó hasta una tienda mayorista, habló con uno de los empleados y
le entregó una hoja, dijo despácheme esto que yo la recojo en tres horas.
Recorrió varias calles del centro de la ciudad. En la
esquina del parque, se acercó al triciclo de los raspados, pidió uno de fresa,
metió la mano al bolsillo y pago con un billete de cinco, recibió el vuelto y
siguió su camión.
Tenia en mente muchas cosas que hacer, miró hacia atrás,
tres individuos de mala cara le seguían cerca, si él se paraba, ellos también,
se daba la vuelta, ellos hacían lo mismo, los miró, se dio la vuelta y rápido
siguió caminando.
Fue hasta una casa automotriz, así mismo le dejó un papel al
dependiente, - quiero que me despache estos repuestos, téngalos listo que en
tres horas paso por el pedido, abrió su alforja y sacó varios fajos de billetes
de alta denominación, pago el importe y salió.
A media cuadra encontró a alguien, se acercó y le saludó.
Que tal Isidoro, como va mi comadre Aurorita, dígale que le envió muchos
saludos, estoy por la ciudad, pero ahora no puedo visitarlas, entréguele este
presente a mi ahijada.
Gracias don Felipe, usted siempre atento, así lo h are,
salude a todos en su casa, especialmente a mi comadre Josefina.
Los tres individuos seguían atrás de él, se viro y por
encima del hombro los vio, aceleró el paso y siguió caminando.
Pasaba frente a una distribuidora de carros, ingresó en
ella, el guardia le quedo mirando, vestía unas chanclas bastante viejas, el
pantalón, un jean raído, tenía muchas manchas, eran de los productos que se
siembran en el campo, en vez de bolsillos tenía unas tapas que de tan viejas
colgaban de aquellos. Llevaba una camisa que alguna vez fue blanca, toda
manchada con liquido de guineo, mangas cortas, en la espalda había cambiado de
color, ahora era medio amarilla, los botones de la parte superior se habían
desprendido, por lo que le quedaba descubierto gran parte del pecho.
En su cuello, un pañuelo de colores que ondeaba a cada paso
que daba, los colores chillones llamaban más la atención de los presentes. En
la cabeza un sombrero de bijao, alguna vez tubo forma, ahora tenía varios
colores, en alguna parte excremento de algún pájaro, a veces era de color amarillento,
otro café, por ahí negro, y en el cinto un lindo machete Collins, relumbrante
de lo afilado que estaba, el mango estaba recubierto de piola y estaba negro de
tanto sudor que había absorbido por el duro trabajo del campo.
Más de alguno de los clientes presentes lo saludaban y se
apartaban, algunos se agruparon y cuchichearon algo que no se les entendía,
pues hablaban muy bajito.
Directamente fue donde estaba el vendedor estrella.
Joven me puede indicar, estoy buscando un carrito para sacar
mis productos de la finca.
Si claro, le dijo el interfecto, pero vuelva mañana pues
estoy muy ocupado ahora, le dio la espalda y continúo conversando con otra
persona.
El campesino se apartó y se quedó quietito esperando que se
desocupara el vendedor.
Señor, ya se desocupó, le dijo el campesino.
No, estoy cerrando la venta de un automóvil, vuelva
luego, le dijo.
El campesino volvió a su lugar y se puso a escuchar al
vendedor que discutía con el otro señor.
No señor, no le puedo devolver su dinero de entrada, si
cambio de opinión pierde la seña y listo.
El otro comprador le decía, pero ustedes salieron de su
palabra, me ofrecieron bellezas y ahora no quieren cumplir, me ofrecieron
entregar la camioneta la semana pasada y todavía no está lista, ya no quiero su
carro.
Señor, le digo que usted pierde su dinero no le devolvemos
nada, haga lo que se le antoje.
¿Ya se desocupó?, le volvió a preguntar el campesino.
A ver que se le ofrece a Ud., le dije que estoy ocupado.
Quiero que me explique sobre el camión que tienen ustedes,
me han dicho que es a Diesel, que carga 12 toneladas, que tiene turbo. Las 12
llantas ¿Qué aro tienen? Pero que otras cosas tiene.
Vea, vea señorcito, este tiene un motor, tiene palanca de
cambio y tuercas y arandelas, Le digo que deje de molestar que estamos
ocupados, vaya con sus preguntas a otro lado.
Pero…pero…
Déjenos en paz que ya se me cayó la venta de la camioneta y
usted viene a molestar, ¡vaya a verlo! encima.
Bueno, jefe, me voy, dígale al gerente que la flota de
camiones que hice el pedido por teléfono, ya no lo quiero, solo quería
especificaciones, pero…
¡Vaya y todavía presuntuoso!, que quería una flota de
camiones, pero si se le ve que no tiene para comer…¡y venir a decirme que
quiere una flota! Para lo que esta uno.
Los demás clientes expresaron su inconformidad por el trato
al campesino. Uno de ellos dijo. - No saben con quién están tratando.
A ver, vendedor estrella. -había salido el gerente. - ya le
atendió al cliente, por favor trátele de la mejor manera que a pesar de las
fachas, es el dueño de la más grande de las haciendas de la provincia y ya me
pidió una flota de camiones, los más caros, y nunca me pidió una rebaja.
El vendedor no sabia si estaba soñando o tenia una
pesadilla. Se llevó las manos a la boca y ahogo un grito de impotencia.
El campesino salió de la agencia, detrás de él el vendedor
señor, señor disculpe….
Los tres señores que le seguían a Don Jacinto se interpusieron
al paso del vendedor. El campesino les dijo, déjenlo pasar que ya le atiendo.
Hola joven, espéreme un ratito que termino de hablar por
teléfono no más…Si, si señorita, dígale al gerente que acabo de ordenar a mi
contador que le haga la transferencia, si claro es el importe de una docena de
camiones…Yo llego para llevarme uno, pues tengo que transportar unas
mercaderías que compre. Si, hasta luego.
Dígame joven, en que puedo servirle. Ah, usted es el joven
que me atendió en la distribuidora, ¿en qué puedo servirle?
Vendedor. - Quiero pedirle disculpas, no lo atendí bien,
estaba ofuscado. El Gerente me dice que su flota esta lista que ¿Dónde la van a
dejar? La empresa corre con el costo de los conductores, solo dígame la dirección
y los tendrá de inmediato.
Discúlpeme joven, pero ya a esta hora la otra agencia me los
está enviando. Quizás en otra oportunidad tenga tiempo para atenderme.
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