viernes, 23 de mayo de 2025

 

               ¿y dónde están los agentes de la Comisión de Tránsito del Ecuador?


En días recientes, las autoridades nacionales en materia de seguridad han tomado la decisión de transferir a la Policía Nacional la responsabilidad del control del tránsito en 24 ejes viales estratégicos, funciones que anteriormente estaban en manos de la Comisión de Tránsito del Ecuador (CTE). Este cambio, aunque lógico desde una perspectiva de seguridad integral, ha generado una reacción adversa por parte de algunos miembros de la CTE.

No es sorprendente que esta medida haya generado resistencia. Es natural que cualquier institución que ve reducidas sus competencias manifieste su inconformidad. Sin embargo, las justificaciones ofrecidas por ciertos voceros de la CTE rayan en lo inverosímil. Argumentan que su rol va mucho más allá del control del tránsito, alegando que también prestan asistencia a conductores con desperfectos mecánicos, ayudan a cambiar neumáticos, brindan orientación, entre otras labores. No se trata de desestimar la función de servicio público, pero estas afirmaciones deben sustentarse con hechos concretos y visibles.

La especialización del trabajo en el sector público es fundamental para garantizar una gestión eficiente. Hoy en día, contamos con diversas entidades que actúan en el ámbito de la seguridad: la Policía Nacional, la Guardia Civil, los agentes municipales como los de EMOV en Cuenca, los guardias de mercados, y por supuesto, la CTE. Cada institución tiene funciones definidas, pero la ciudadanía percibe una preocupante falta de coordinación y una marcada desarticulación. En ocasiones, los agentes de una institución omiten intervenir ante delitos o emergencias porque “no es su competencia”.

Esta situación se vuelve aún más evidente en sectores como la parroquia  El Cabo en el que existen compromisos formales entre autoridades locales, eclesiásticas y militares para que la CTE brinde apoyo vial en el centro parroquial, la vía es estrecha no pasan con comodidad los vehículos, más aún cuando están parqueados disfrutando de las tortillas de choclo. Dicen que prestan servicios en los exteriores de las unidades educativas ¿Dónde será eso, tal vez en otro país? , en Pstopamba no están, en la Atenas de El Cabo no están, en la 26 de Febrero, no están, su presencia es nula. Mientras tanto, los accesos a estas instituciones se ven bloqueados por vehículos estacionados de forma inapropiada, sin ningún tipo de regulación ni control efectivo.

Si los agentes de la CTE no están cumpliendo con estas tareas fundamentales, cabe entonces preguntarse: ¿en dónde están? ¿Qué están haciendo? Resulta contradictorio que, tras la pérdida de competencias, se enarbolen discursos sobre su compromiso con la seguridad vial y el servicio al ciudadano, cuando en la práctica su ausencia es notoria en zonas donde deberían estar presentes.

En este contexto, la decisión de otorgar a la Policía Nacional el control de ciertos tramos viales parece acertada. No importa el nombre de la institución; lo que importa es la confianza ciudadana, la transparencia y la eficiencia en el cumplimiento del deber. Lamentablemente, la imagen de la CTE se ha visto deteriorada con el paso del tiempo. Para muchos ciudadanos, el simple hecho de ver a un agente de tránsito en la carretera es sinónimo de una experiencia negativa: retrasos, maltrato o incluso prácticas cuestionables.

Es momento de replantear el rol de la CTE. No se trata de eliminar instituciones, sino de transformarlas. Para recuperar la confianza pública, es imprescindible que sus miembros reciban formación en ética, atención ciudadana, legislación, derechos humanos y psicología del trato interpersonal. Solo así podrán volver a operar con credibilidad.

La seguridad vial debe estar en manos de profesionales comprometidos con el bienestar colectivo, no de quienes buscan beneficios personales. Los ciudadanos que cumplen con la ley merecen respeto, no extorsión ni maltrato. Es hora de construir una cultura de tránsito basada en la legalidad, el civismo y la confianza mutua entre instituciones y ciudadanía, y es urgente, ahora mismo estamos sin seguridad en las vías al Oriente  ecuatoriano.

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